Queenstown y Milford Sound... y españoles por el mundo

Bonito el trayecto por el Cardrona hasta Queenstown, lindas vistas desde la altitud y la lejanía. Y llego a Queenstown, ciudad turística donde se hacen las mil y una actividades de deportes de riesgo (skydive, bungy jumping, rafting, jet boat, paraglyding...), con un paisaje alrededor sublime, lago, montañas con / sin nieve en la cima, verdes prados, precioso. Es el momento de ponerme en contacto con Jose para decirle que llegué y ver cómo quedamos. Jose se encuentra en el Base hostel (donde ha estado trabajando a cambio de alojamiento gratis) y es allí donde se produce el reencuentro, delante de la entrada, llego con el coche y él me está esperando en la calle... jeje (suena el violín del feliz momento...), que bueno que viniste!!!!!! Que alegría más grande vernos again!!! Siiii

Me enseña el hostel, su habitación compartida con otros compañeros hispano parlantes estas semanas, y más tarde me presenta a Ana, una amiga suya, francesa pero que habla perfecto español, quien nos ha ofrecido estar en su casa las dos noches que pensamos pasar aquí (Jose ya acabó con todos los trabajos – Base hostel, Mcdonalds y un restaurante – y ya está libre para seguir viajando) antes de irnos para Milford Sound. Traslado de mochilas a la nueva ubicación, una casa con más gente, nos metemos afinados los tres en una habitación, no sería el ideal pera para dos noches, oye, super agradecidos.

Primer día de relax. Damos una vuelta por el centro (unas pocas calles donde se concentra toda la actividad de servicios, restaurantes, tiendas, agencias de actividades / aventura, bares, pubs, etc.), vamos a la “playa” de Queenstown, siempre con gente tirada en la arena, que si leyendo, tomando el sol, charlando... y también nos sentamos en la arena para charlar un rato. Con Jose primero nos hemos puesto un poco al día contándonos nuestras vivencias estos dos últimos meses pero ya de forma presencial y contentos de vernos, y luego seguimos con Ana (un sol de chica con unos ojos que quitan el hipo), y se incorporan un par de argentinos que Jose conoció el día anterior. Un rato agradable, parece que hay mate pululando, jeje.

Más tarde, nos damos una vuelta con el coche por un par de sitios con vistas que Jose me quiere enseñar para echar alguna fotillo. Acabamos el día tomando algo en un pub con alguna gente, bailamos un poco, tranqui, y luego cambiamos de bar para conocer a otro chico argentino, Roco, amigo de Jose que lleva tiempo en NZ y con el cual charlamos y pasamos un rato agradable. A la cama.

En el segundo día, 15 de noviembre, lunes, toca de nuevo traslado de piso, Ana se muda y nos vamos a alojar la segunda noche en su nueva casa, con unas vistas hacia el lago y las montañas impresionantes. Después de alguna gestión, preparamos mochilas y nos vamos de excursión con Jose. Queenstown tiene una atracción a la que llaman góndolas, un teleférico vamos, y subes una colina empinada unos 500m y tienes unas buenas vistas de Queenstown.  
Nosotros decidimos hacer la subida a pie, hay un camino que te lleva para arriba. Una vez allá, preguntamos para reservar por la noche entrada para el haka show (el baile de los maorís – All blacks... os suena? Rugby? Si) de las 7.15pm. Antes también queremos subir a una atracción que se llama luge (bajas por un circuito de unos 800m con una cierta pendiente y curvas cerradas para abajo – es una especie de cosa de plástico duro que te sientas y tiene en medio una palanca que para adelante es bajar y hacia ti es frenar) y que cuesta 10NZ$ de estos.

Antes, seguimos con la excursión / hiking. Nos vamos siguiendo un sendero hacia arriba, progresivo, para intentar subir una montaña hasta los 1800m de altura, que está la cima. Se puede llegar digamos andando, aunque sufriendo, no hay que escalar propiamente. Hay tramos más inclinados y en la parte final bastante pendiente y rocas. Es cansado, si, jeje, pero antes de empezar propiamente con el último tramo de más o menos una hora, llevamos unas dos horas, nos paramos en un banco (sí, un banco solitario a estas alturas con unas vistas espectaculares) para tomar un aperitivo y reponer fuerzas.

Nos damos cuenta que si queremos llegar para el luge y el haka show vamos mal de tiempo, así pues decidimos subir y hasta donde se llegue, no nos da tiempo seguro a hacer cima, lástima, todo no puede ser. Subimos, y finalmente nos quedamos según nos dicen como a 20 minutos de la cima, pero oye, que nos quiten lo bailado, y el esfuerzo y las vistas que hemos disfrutado. Buenísimo.

   Total, ahora toca bajada, otro tipo de esfuerzo, más agradecido, pero jodido para rodillas y tal. Llegamos a donde las góndolas, cansadetes, y reservamos ticket para el haka show de las 7.15pm y nos subimos al luge este, juas, se hace super corto, pero es super divertido, lástima que sólo entra una bajada, nos quedamos con ganas de más. Tras un ratín de espera y relax, empieza el Haka show, muestra de la cultura maorí y las costumbres de los bailes, canciones y rituales guerreros. En un momento dado, parte del público que quiera puede bajar al escenario a hacer una especie de clase rápida con unas cuerdas, como no Jose se apunta a todo y baja. Gracioso. Las caras que ponen, sacando la lengua, los golpes con las manos en antebrazos, piernas, hacen de sus bailes todo un espectáculo digno de ver. Al final, un par de fotos de rigor con los actores y alguna figura maorí y para la góndola de bajada a Queenstown. Nos esperan para tomar algo, es la última noche aquí y Jose me quiere presentar a alguna otra gente. Conozco a un par de chicos valencianos, y vuelve a venir Roco, el argentino. Cenamos un T bone steak a la piedra que está de oferta 2x1 en un Irish pub, el Pog Mahones, aunque no es lo mejor que he comido, oye, entra de cojones.

Después de charlar y reírnos un rato, decidimos que toca retirada. Foto de recuerdo de turno y a la cama. Un placer chicos.

  

En la mañana del 16 de noviembre, toca irnos hacia Milford Sound, sigo con el coche y son como unas 4h según dicen, primero hay que ir hacia Te Anau y luego hacia el Fiordland National Park. Nos despedimos de Ana, ha sido una muy buena amiga de Jose aquí y encima nos alojó amablemente un par de noches, trabaja en un hotel y vamos hasta allá para decirle muchas gracias y hasta pronto. Era posible tener alojamiento gratis en Milford, con un español de Madrid, Ricardo, que trabaja allí de guia turístico y buzo profesional con una de las empresas de cruceros, con 23 años, y que casualmente Jose conoció en Queenstown, además es el primo de un conocido de Jose el cual los padres eran muy amigos de los padres de Jose (el mundo es un pañuelo, de verdad) el problema es que no contestó los últimos correos y no sabemos si lo vamos a encontrar allí o que. A la aventura que vamos. Viaje tranquilo, sin incidencias, paisajes lindos con sus respectivas paradas para ver una cascada, un lago, montañas, nieve, etc.

  

A medida que te adentras en Fiordland, el tiempo empeora, las nubes cubren las montañas, la visión es más reducida. Para llegar a Milford Sound hay que pasar en el tramo final, bajando una montaña, por un túnel de 1km más o menos que parece el túnel del terror, no hay iluminación y no pueden subir y bajar coches al mismo tiempo, hay un semáforo.. :-)

Por fin en Milford! Eso sí, antes de entrar en el pueblo (casi no vive nadie, sólo la gente que trabaja para el turismo, unas 100 personas creo) casi nos la metemos con dos ciclistas que venían todo sudados y como a la carrera, en esas que Jose reconoce en uno de ellos a … Ricardo!!! Juas, que casualidad. Damos la vuelta y cuando llegamos a su altura el saludo que nos dice, así para empezar una bonita relación, es “Quita quita, que estoy en una carrera, quita”, jajaja

  Si, los currantes de las distintas empresas estaban haciendo una carrera de triatlón, kayak, bici y correr. En fin, con la compañía de los mosquitos que son muchos y no te dejan casi ni respirar (es agobiante, de verdad) y con Ricardo exhausto por el esfuerzo, finalmente lo conocemos más tranquilamente, un chico majísimo, quien nos dice que por supuesto su casa en nuestra casa por una noche, vive con dos personas más en una casa lindísima (paisaje brutal de los fiordos) algo apartada pero muy cerca en coche y encima nos invita a una bebida, un poco de cena... joder, que tío. La verdad, vive como un rey, lleva sólo 18 días trabajando pero no paga nada, ni alojamiento ni comida prácticamente, o sea, que sólo tiene ingresos y nada de gastos. Y trabaja por ahora de forma indefinida en algo que le gusta, le apasiona, el mar, la fauna marina y el buceo para su limpieza y conservación, el turismo.. Oye, tiene un perfil que te cagas de “Españoles por el mundo” total, el trabajo además lo consiguió casualmente, venía de turista a Milford, conoció a un chico que charlando surgió la posibilidad, y tras unas pruebas y entrevistas y viendo que encajaba con el curro en si mismo pero también con la gente y la filosofía del lugar pues pa dentro. Fichao. Felicidades nen, a disfrutarlo!

Y la cosa no queda aquí, nos invita, o sea gratis, al crucero (unos 100NZ$) y a la visita al centro donde él trabaja (el barco tiene parada allí) donde hay un observatorio a unos 8m bajo el agua para ver black coral, peces, y otras especies marinas y su modo de vida. En el fiordo, se dan unas circunstancias especiales para según que tipo de cosas, por ejemplo, el coral negro normalmente está como a 30m de profundidad, aquí te lo encuentras a muy poca, y con ciertos peces igual.

Con esas que es 17 de noviembre, hemos descansado quizás no mucho pero bien, y tenemos el crucero a las 9am, los empleados ya tienen indicaciones para que nos dejen pasar. La duración del mismo es como un par de horas y media, parada incluida. Vemos los fiordos, aunque con una lluvia tímida pero continua, y algo tapados, pero la atmósfera es especial, encima lo pasamos bien, conocemos a una pareja de españoles de Bilbao super majos y nos reímos un rato y echamos unas buenas fotos. Nos mojamos con una cascada impresionante la cual el barco se para justo debajo mismo casi tocando la pared del fiordo. Vemos un par de pingüinos nadando cerca del barco en otra parada que hace. Encima, teníamos desayuno gratis en el barco!!! Juas juas, redondo, mejor imposible, oye, cuando las cosas salen gratis como que se disfrutan más, si señor.

Y con Ricardo ya currrando como guía turístico de excepción, nos enseña a un grupo reducido y en inglés el centro donde trabaja y la plataforma submarina de observación donde podemos observar y disfrutar de la flora, fauna y coral negro que mencionaba. Mil gracias Ricardo!! Suerte con todo, a pasarla bien, y seguimos en contacto.

Acabado el crucero, toca viajecito largo, son las 12.30pm y pretendemos llegar a Lago Tekapo para dormir allá, son como 6 o 7 horas de viaje. Pues nada, vamos allá, antes parada obligada en Queenstown de nuevo (pasamos por ahí) para tomar una hamburguesa en un lugar que no podía dejar de ir antes de irme, el Ferburger, son gigantes y están buenísimas y para ver si Jose cobra lo del trabajo del restaurante, lo único pendiente que le queda. Y seguimos camino de Tekapo Lake, si si, tekapo, jajaja