El Chaltén, lugar de trekkings

 

2h30’ de trayecto y llegamos al pueblecito de El Chaltén. Hacemos el viaje con Natasha, una chica de Londres que conocimos en El Calafate la última noche cuando habíamos quedado para tomar algo con Melissa (la chica canadiense que conocimos en el hostel de Buenos Aires y que casualmente nos encontramos en las pasarelas de Perito Moreno, así es viajar!!) y que iba en el mismo bus hasta el Chaltén. Después de recorrernos con la mochilota todo el pueblo en su largo (10 cuadras, pero cómo cansa por Dios cuando llevas cerca de 20Kg encima) finalmente a la segunda tentativa encontramos alojamiento en un hostel con descuento de HI (45 pesos la noche).
Aprovechando el fantástico día que tenemos nos vamos a dos miradores, el de Los Cóndores y el de Las Águilas (2h30’ ida / vuelta de trekking), bellos paisajes y algún que otro jump.
Para el día siguiente vamos a realizar un trekking desde las 10.30h de la mañana hasta casi las 18h, a paso tranquilo y con la incorporación al grupo de Rahul, un chico de origen indio pero que vive desde pequeño en US, hasta el lago Capri y el campamento de Poincenot.
Lo pasamos genial, y nos íbamos dando cuenta de lo privilegiados que somos de poder estar en medio de este paisaje. Impone al fondo de la panorámica el monte Fitz Roy.
Para el tercer día reservamos un ice-trekk (trekking por el glaciar Grande viniendo desde la Laguna Torre) por 300 pesos (más barato) a través de una empresa donde trabaja una amiga de Irene, Ana de Barcelona, que vive allí desde hace un tiempo en una minicaravana de colores que impresiona por su pequeño tamaño y lo apañado de su interior.
El grupo de integrantes del trekking de 13h!! es de seis personas, Jose, Natasha, Rahul, una pareja argentina de Rosario y yo mismo, junto con dos guías, Mario y Matias. Salimos a las 7h de la mañana todavía era oscuro. En fin, que puedo decir, totalmente rompe piernas, muy duro, genial, increible, impresionante…
Se me agotan los adjetivos, la visión de la laguna Torre con el glaciar de fondo no tiene parangón y la llegada al glaciar después de un durísimo ascenso en el bosque y descenso entre rocas, y el frío incrementándose. Nos ponemos los crampones y entramos en el glaciar, donde nos hacen caminar entre grietas, arriba, abajo, y nos acercamos a la parte frontal del glaciar, un lujo.
Finalmente, la miniescalada, una ocasión única de hacer algo fuera de lo común. Exigente pero gratificante, una gran experiencia. La anécdota: a Rahul se le salió un zapato en medio de la escalada y tuvo que descender sin zapatos, sólo con calcetines (terrible, con dolor pero el tío poniendo buena cara, un crack!!) Cabe añadir que tanto en el camino de ida como el de vuelta hicimos tirolina cruzando un río, tampoco había hecho nunca eso y me gustó muchísimo!!
La vuelta fue terrible, las piernas muy cansadas, cogimos un atajo peligrosillo, donde un descuido y te ibas para abajo con riesgo de caer al agua malherido y tener hipotermia (mama tranqui que no fue nada, jeje). Llegamos a las 8 de la tarde, totalmente exhaustos pero felices.
Más tarde, quedamos de nuevo el grupo de los seis en La Cerveceria del Chaltén para hacer una cerveza / vaso de vino con cenita y despedirnos. Con la pareja de Rosario a lo mejor coincidimos en Ushuaia y con Natasha y Rahul quien sabe, quizás nos veamos más en el norte o bien en Perú o en Bolivia, fue un placer chicos.
Esta mañana de 31 de marzo nos hemos vuelto a Calafate y esta próxima madrugada nos vamos de vuelta a Río Gallegos para tomar un bus destino Ushuaia donde llegaremos el día 1 a las 8.30h de la tarde. Besos y hasta pronto.